jueves, 29 de octubre de 2015

El Metz Yeghern (el genocidio de los armenios en 1915): a cuenta de un libro de Andrea Riccardi

Una de las ventajas que tiene viajar por Italia en tren es la posibilidad de leer largo y tendido. Ayer, mientras iba y regresaba de Roma a Foligno, ciudad situada en el centro de la hermosa región de Umbria, pude completar la lectura, iniciada hace pocos días, del impactante libro de Andrea Riccardi, La strage dei cristiani. Mardin, gli armeni e la fine di un mondo (Bari, Editori Laterza, 2015, 228 pp.), un riguroso estudio de uno de los aspectos más desconocidos del genocidio contra los armenios ocurrido en el Imperio turco en 1915, el de la persecución de otras minorías cristianas en la ciudad de Mardin.

El libro de Riccardi es estremecedor. Hacía tiempo que un estudio histórico no me impresionaba tanto. A lo largo de ocho capítulos hace un dramático recorrido que nos lleva, desde una ciudad en la que secularmente vivían, junto a los musulmanes, diversas comunidades cristianas, cuya presencia era, en su mayoría, anterior al Islam, a la práctica eliminación de las mismas,y hasta la actual tímida reivindicación de la impronta cristiana, cuya huella se quiso borrar.
Basado en una rica y amplia documentación, Riccardi nos muestra cómo el objetivo de los nacionalistas turcos que, desde Constantinopla, aprovechando la autoridad religiosa del sultán y la fatwa contra los cristianos al entrar en la Gran Guerra, decretaron la deportación y exterminio armenio, no era sólo eliminar al que podía ser un enemigo interior potencial, el pueblo armenio, del que temían se aliara con los rusos, o pretendiera crear un estado cristiano en Anatolia, como los recientes independizados en los Balcanes, sino que su finalidad era acabar con otras minorías cristianas, que suponían un obstáculo en su proyecto de convertir el multiétnico y plurirreligioso Imperio Otomano en una nación turca plenamente homogeneizada. De este modo caldeos, asirios, siro-ortodoxos, católicos y protestantes, sufrieron deportaciones, asesinatos, pérdida de propiedades, aún cuando se considerasen fieles súbditos del sultán.
Una realidad en gran medida desconocida en Occidente, que sólo ahora, y a raíz del centenario del genocidio armenio, comienza a salir a la luz. Una realidad, por otra parte, dolorosamente actual, pues muchos de los supervivientes a aquellas matanzas, instalados en Siria o en Irak, se están viendo sometidos a la misma tesitura de expulsión, asesinatos o conversión forzada al Islam. Unas poblaciones que, después de milenios en el próximo Oriente, se ven obligadas a abandonar sus tierras seculares. Un genocidio humano, una catástrofe histórica y una desolación cultural ante la que seguimos cruzados de brazos o sumidos en estériles lamentaciones. El libro de Riccardi puede ser un aldabonazo a nuestras conciencias y un recordatorio de que la historia es mucho más compleja de lo que nos quieren hacer creer. 

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