martes, 28 de enero de 2014

Régulo Martínez Sánchez (y II)

En la primera entrega dejábamos a Régulo en París, intentando lograr apoyos para un último intento de acabar de forma pactada la guerra.
Régulo volvió a Madrid, cuarenta y ocho horas antes de que cayera la capital[1]; a los pocos días le visitó la policía franquista, siendo detenido y conducido a los sótanos de Gobernación. La principal acusación era la de su responsabilidad en la creación de los tribunales populares y su relación con el

miércoles, 22 de enero de 2014

Régulo Martínez Sánchez (I)

En alguna ocasión he manifestado que, como historiador, tengo el compromiso, en mi trabajo investigador, de recuperar del olvido a figuras que, por encontrarse entre los "perdedores de la historia", han quedado relegadas, marginadas u olvidadas. Entre ellas está Régulo Martínez Sánchez, cuya biografía aparecerá próximamente en un libro colectivo sobre sacerdotes republicanos en la España de los años treinta. Como anticipo, quiero compartir un resumen de su vida, esperando que, él, y otros como él, obtengan el lugar que les corresponde
Régulo Martínez junto a Federica Montseny (a su derecha)

Régulo había nacido el 30 de marzo de 1895 en la localidad toledana de Cazalegas, donde su padre  ejercía de médico rural. El influjo de su padre sería decisivo a la hora de tomar conciencia de las profundas injusticias sociales de la España de su tiempo. Régulo era el decimotercero entre una prole de dieciséis hermanos. El sentido catolicismo de su madre le llevó a él y a su hermano Marino al sacerdocio.

miércoles, 8 de enero de 2014

Estambul

Un fin de semana en Estambul es siempre una experiencia extraordinaria. Sumergirse en la belleza de sus cúpulas, del brillo de los mosaicos de Santa Sofía o de San Salvador de Cora, de sus rincones abandonados o en el bullicio del Gran Bazar. Es encontrarse con una realidad ambivalente, como la de la Turquía actual, debatiéndose entre los deseos de modernidad o la reislamización creciente.

Santa Sofía al anochecer

Días intensos, recorriendo a pie o en taxi (previo precio concertado) sus calles. Primera visita, Santa Sofía. Su belleza deja anonadado. La grandiosidad de un edificio que en deseo del emperador Justiniano debía superar la gloria de Salomón. Luego, el recorrido en barco por el Cuerno de Oro y el Bósforo, contemplando los bastiones impresionantes de Rumeli Hisari, "el castillo de Europa", con el que Mehmet II dejó claro que no pensaba cejar hasta entrar en Constantinopla. Tras una comida típica, visita a la Yerebatan Sarnici, espectacular cisterna, construida por Constantino y que en su estado actual, data de tiempos de Justiniano. Después, la Mezquita Azul, bellísima. Y por último, el Gran Bazar.
El domingo 5 comenzó, previo madrugón, con la visita al Topkapi, muestra palpable del poder y riqueza de los sultanes otomanos. Y luego, la que para mí es la joya de Estambul, la herencia más bella de la vieja Constantinopla, la iglesia de San Salvador de Cora y sus espectaculares mosaicos.
San Salvador de Cora. Cúpula con mosaicos: La Teotokos
Es la segunda ocasión en la que visito Cora. Y siempre me abruma su hermosura, el brillo de sus mosaicos, la esperanza en la Resurrección del fresco de la Anástasis. Reconozco que me lleno de nostalgia por el fin de una civilización tan refinada y lamento el desconocimiento de la historia bizantina que impera en nuestro mundo académico español. He hecho propósito de profundizar, conocer esa historia, esa cultura a la que, ignorantes, tanto debemos.
Luego, paseo por la ciudad. Lástima del abandono y desidia en la conservación de la ciudad, amenazada por la UNESCO con sufrir la desclasificación de su legado cultural de la lista de Patrimonio de la Humanidad. A pie hasta la Torre de Gálata. Y por la tarde, participación en la entrañable Eucaristía de la pequeña comunidad católica local, en español, y con numerosos erasmus italianos. Una comunidad que sufre la marginación y la falta de libertad en un país supuestamente democrático. Una muestra más de las terribles contradicciones en las que se debate el país.
El remate del viaje, el lunes 6, poco antes de partir para el aeropuerto, visita a la Süleymaniye Camii, la mezquita del sultán Solimán el Magnífico, una de las construcciones más bellas y suntuosas de Estambul, obra maestra del gran arquitecto Sinán. Un broche de oro para una visita siempre corta. Aunque Estambul invita a regresar.















Interior de la Süleymaniye Camii