sábado, 22 de junio de 2019

Corpus Christi

La fiesta del antiguo jueves que "relumbra más que el sol" se celebra ahora, salvo en Toledo, Sevilla y Granada, el Domingo II después de Pentecostés. Pero sigue siendo una deslumbrante jornada que pone ante nuestros ojos el misterio de la Eucaristía, presencia real y permanente del Cuerpo y Sangre de Cristo, bajo las especies del pan y del vino.
La clave de la celebración la da la antífona del Magnificat de las II Vísperas de la fiesta. "Oh sagrado banquete, en que Cristo es nuestra comida. Se celebra el memorial de su pasión; el alma se llena de gracia y se nos da la prenda de la gloria futura."
Eucaristía es banquete, en el que nos alimentamos con el Cuerpo del Señor resucitado, reuniéndonos en torno a la mesa para celebrar una comida que nos une a Cristo y a los hermanos.
Eucaristía es memorial, es decir, actualización del sacrificio de Cristo en la cruz, instituido en la Última Cena y celebrado por los cristianos de generación en generación, como tradición recibida del mismo Jesús.
Eucaristía es recibir al autor de la Gracia y ser santificados por Él.
Eucaristía es entrar en comunión con Cristo resucitado, sembrando en nosotros semillas de eternidad, tener la garantía de la palabra del Señor de ser resucitados cuando vuelva glorioso.
Eucaristía es presencia permanente del Señor en el Pan consagrado, que es sacado por las calles de pueblos y ciudades, manifestando la fe en dicha presencia real, que es adorada.
La primera lectura, del libro del Génesis (14, 18-20) nos muestra la ofrenda de Melquisedec, rey de Salem, anuncio profético de la Eucaristía y del sacerdocio de Cristo.
El salmo 109 nos invita a cantar a Cristo, proclamado Hijo de Dios, cuyo sacerdocio viene ligado a la figura de Melquisedec y su ofrenda de pan y vino.
En la segunda lectura, Pablo, a los cristianos de Corinto (I Cor. 11,23-26) recuerda como la Eucaristía ha sido un don de Cristo a su Iglesia, que la recibió de Él mismo, en la noche en que fue entregado.

Institución de la Eucaristía (Federico Barocci)
El evangelio de Lucas (9,11b-17) con la narración de la multiplicación de los panes y los peces, preludio de la Eucaristía y de la misión de los apóstoles y de la Iglesia. Además, el "dadles vosotros de comer" señala la íntima e inseparable tarea de junto a la celebración de la Eucaristía, vivir la comunión fraterna cuidando de las necesidades materiales de los hermanos. No puedo pretender estar en comunión con Cristo al que recibo en el Pan eucarístico, sin estar en comunión con ese otro Cristo que es el hermano. Doble y real comunión, con el Señor resucitado y con el hermano en el que está presente Jesús, sobre todo en el pobre y en el que sufre.

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