Comparto mi artículo del pasado miércoles 28 de diciembre en La Tribuna de Toledo
No, no han leído mal. Aunque estamos en Navidad, hoy quiero
referirme a un personaje que nos evoca la Semana Santa. O de modo más preciso,
voy a hablarles de la visión literaria que de él nos ofrece la pluma (o la
tecla) fecunda de Antonio Hernández-Sonseca. Ya les indiqué, al referirme al
ensayo que nuestro autor acaba de publicar sobre Luis Tristán, que había que
añadirle, en una hornada doble, esta obrita –un opusculum de apenas ochenta y una páginas- que les animo a leer, y
cuyo título no deja lugar a dudas, Judas
el Iscariote.
Judas es un personaje misterioso. Su presencia en los
evangelios nos desconcierta y nos produce una repulsión inmediata e instintiva.
El amigo que es capaz de traicionar, por dinero, al Amigo. Un rechazo que
podemos observar asimismo en los que fueron sus compañeros y suponemos amigos,
dentro de ese grupo selecto de íntimos de Jesús que fueron los doce apóstoles.
En Juan se percibe claramente. Y, sin embargo, el personaje, quizá uno de los
más conocidos del Nuevo Testamento, nos interroga, nos lanza el desafío de
tratar de comprender lo a priori incomprensible.
En este dédalo es en el que Hernández-Sonseca, como Teseo,
guiado por el hilo seguro de sus abundantes lecturas, se adentra, invitándonos
a acercarnos al protagonista. Lo hace partiendo de una enternecedora anécdota
de ese gran escritor que fue Georges Bernanos, que enlaza con su propia juvenil
experiencia, marcada por la estremecedora belleza de los responsorios de Semana
Santa de Tomás Luis de Victoria. Después, para pintar el retrato del Iscariote,
recurre a las fuentes, los evangelios, el libro de los Hechos, e incluso la
literatura de Qumrán y a uno de los primeros autores cristianos, el obispo
Papías de Hierápolis, recopilando y secuenciando todo lo que nos narran sobre
él.
"El beso de Judas" (Giotto) |
Pero no se limita a las fuentes “oficiales”. Las teselas del mosaico que trata de recomponer incluyen uno de los evangelios apócrifos, el recurso a la etimología de los nombres con que se le ha denominado, la poesía, la literatura, todo ello sazonado de sus reflexiones personales, que le conducen a revisitar los últimos momentos de los dos protagonistas del drama, desde el anuncio desgarrador de Jesús en el marco de la celebración del Séder, la Cena de Pascua, hasta el reencuentro en el huerto de Getsemaní, en el que un beso se transforma en el signo visible de la traición, tratando de adentrarse en el corazón de ambos, de Jesús y de Judas, hasta el desenlace final, cuando Judas, “encerrado en su noche” –en palabras de Julien Green-, optó, al contrario que Pedro, el otro traidor, por hundirse en el abismo y no buscar, a pesar de todo, la luz.
Un hermoso libro, tachonado de algunas representaciones
significativas de Judas, con el guiño del autor a su admirado Pasolini, que, en
Navidad, puede deleitarnos y hacernos pensar.
¡Feliz Año Nuevo 2023!