domingo, 20 de marzo de 2022

Anselmo Lorenzo

Comparto mi artículo del pasado miércoles en La Tribuna de Toledo 

Probablemente a la mayoría de ustedes este nombre no les diga nada. No se preocupen, muchos de mis alumnos de Ciencias Políticas tampoco le conocen, para desesperación del profesor. Y, sin embargo, es una de las figuras más importantes dentro del surgimiento del Movimiento Obrero en España, en concreto, de la que históricamente fue su rama más importante, el anarquismo. Anselmo Lorenzo Asperilla, que así se llamaba nuestro personaje, es, y por eso hoy se lo quiero presentar, un hijo ignorado de la ciudad de Toledo, donde nació un 21 de abril de 1841. Aún niño, sus padres le enviaron a Madrid a trabajar, y allí, aprendido el oficio de tipógrafo, formando parte así de la denominada “aristocracia obrera”, pronto se vinculó al movimiento anarquista, desde su introducción en España por Giuseppe Fanelli en 1868.

Fue testigo de los enfrentamientos que en el seno de la Primera Internacional dieron lugar a la escisión de la misma, quedando dividida entre los socialistas, seguidores de Marx y Engels, defensores de la emancipación obrera a través de la conquista del poder político y del establecimiento de un Estado obrero, y los anarquistas, seguidores de Mijail Bakunin, opuestos a la participación en política, a todo poder y a toda autoridad, y en cuya sociedad no había lugar para el Estado, sólo para una libre federación de asociaciones autónomas. Nuestro paisano optó por el anarquismo, viéndose envuelta su vida en múltiples avatares, derivados del continuo estado de clandestinidad y persecución al que estuvo sometido el movimiento, especialmente tras la experiencia de la Comuna de París, de modo que en diversas ocasiones debió exiliarse, tanto en Portugal como en Francia, sobre todo a partir del empleo por parte de los anarquistas de la llamada gimnasia revolucionaria, la “propaganda por el hecho”, que consistía en el atentado terrorista.

Anselmo Lorenzo
Instalado en Barcelona, compatibilizó su militancia obrera con una intensa labor escritora y periodística, destacando, junto a las traducciones que hizo al castellano de las obras de Élisée Reclus y Piotr Kropotkin, algunos escritos como El proletariado militante, en dos volúmenes. Si bien su pensamiento no es original, estos trabajos permitieron la divulgación de las teorías de Proudhon, Bakunin y el citado Kropotkin.

Conocido entre los anarquistas españoles como El Abuelo, falleció en Barcelona en 1914. Su protagonismo en la historia de la España de la Restauración es indudable, participando, en 1910, en la fundación de la CNT. El declive del anarquismo español, que, sin embargo, fue preponderante dentro de los movimientos obreros en nuestro país, mucho más que el socialismo, hasta los años 20 del pasado siglo, ha hecho que Anselmo Lorenzo sea olvidado y desconocido, fuera de los círculos anarquistas.

Toledo, frecuentemente ensimismado en sus glorias medievales o del Siglo de Oro, sigue sin hacer justicia a muchos de sus hijos e hijas más contemporáneos. Que Anselmo Lorenzo ni siquiera tenga una calle en nuestra ciudad, es una muestra palpable.


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