viernes, 20 de marzo de 2020

Leer en tiempos de coronavirus


Comparto el texto de mi columna del pasado miércoles en La Tribuna de Toledo, una invitación a la lectura y a la escritura creativa en medio de la pandemia.

Vivimos en una sociedad adanista, presentista, que cree que todo ha comenzado con ella. Esto es especialmente sentido por muchos jóvenes que desconocedores de la historia, como consecuencia de los nefastos planes educativos que soportamos, ignoran, como nos advirtió Qohelet, que “no hay nada nuevo bajo el sol”. La actual pandemia no es algo novedoso e inesperado, ni la distopía de unos literatos hecha realidad. No, a lo largo de su historia la humanidad ha conocido múltiples epidemias, algunas terriblemente letales, que, como un cisne negro, han trastocado la economía, el pensamiento, la percepción del mundo de las sociedades que las han sufrido.
Una de ellas fue la peste negra de 1348, quizá la más terrible pandemia de todas, que, procedente de Asia, aniquiló a gran parte de la población europea y que tuvo como consecuencia directa la persecución de las comunidades judías, acusadas de ser las causantes, dando lugar a diferentes pogromos por toda Europa. Es este el contexto que sirvió de marco para una de las obras cumbres de la literatura universal, el Decamerón de Giovanni Boccaccio. En ella se nos narra, tras describir la epidemia, cómo un grupo de diez jóvenes, tres hombres y siete mujeres, se refugian, huyendo de la plaga, en una villa en las afueras de Florencia, y para pasar el tiempo, se narran cien cuentos de diferente temática.

El Decamerón
Traigo este recuerdo porque estos días de cuarentena pueden ser una gran oportunidad para la lectura. Todos tenemos libros pendientes acumulados en los anaqueles o en el escritorio, que vamos dejando, en el fragor vertiginoso de los días, para “cuando tengamos tiempo”. Pues ahora lo tenemos de sobra. El encierro que, como ciudadanos responsables, hemos de guardar, nos permite saborear con sosiego el placer de la lectura. Matar las horas descubriendo nuevas obras, o releyendo viejos libros que en su momento nos atrajeron, e incluso tratando de vencer la resistencia de tal o cual novela o ensayo que se nos atragantó.
Por otra parte, las epidemias han sido motivo de inspiración para la escritura de algunas de las obras más señaladas de la literatura universal. No sólo Boccaccio dejó testimonio del impacto de la peste en su época. Baste evocar “La peste” de Albert Camus, donde nos muestra cómo el ser humano se enfrenta al absurdo, o “Muerte en Venecia”, de Thomas Mann, con la bellísima adaptación cinematográfica de Luchino Visconti, en la que se describe la pasión por la belleza de un escritor en una ciudad asolada por el cólera.
Quizá, además de leer, estos días podrían ser una oportunidad para animarnos a escribir relatos, microrrelatos, cuentos, algún ensayo. Este reto se lo lanzaba a mis alumnos para que fomentaran su creatividad. Tal vez descubramos un talento escondido que ignoramos. Tiempo tendremos. La peste de 1348 tuvo su Boccaccio, ¿quién escribirá la novela del coronavirus? Podría ser usted…o a lo mejor, hasta yo.

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