La proyección
internacional de Montero
Al año siguiente se iniciaba la participación en Congresos Internacionales, con la asistencia e intervención
de Ildefonso Montero en el Congreso de Luxemburgo[1]. El
Congreso se abrió el domingo 30 de julio de 1922, en la iglesia de los redentoristas,
con un sermón en el que el predicador recordó el papel que la Iglesia debía
desempeñar en el momento actual conforme a su misión secular. Por la tarde tuvo
lugar la sesión de apertura, con asistencia de representantes de diecisiete
países. Montero fue elegido presidente de la comisión de emigración. Después de
la elección intervino, saludando en el nombre de la obra de la prensa
internacional. También tomó la palabra en la primera sesión plenaria, dando a
conocer los trabajos que se estaban realizando en España.
Como una de las
grandes dificultades para la colaboración internacional, sobre todo en los
congresos y a la hora de redactar las revistas internacionales, era el tema del
idioma, se trató la cuestión del empleo del esperanto, como medio de combatir
dicha dificultad; Montero tomaría la idea y utilizaría dicha lengua en sus
publicaciones internacionales.
Ildefonso Montero
En 1923 participó Montero en el Congreso Internacional de Constanza, al
que presentó cuatro conclusiones, que resultarían las cuatro primeras de las
siete aprobadas en el Congreso; en primer lugar, la necesidad de que los
directores de las obras católicas de todo el mundo utilizaran la prensa como
instrumento eficaz en dichas obras, procurando la publicidad de su labor en los
grandes periódicos de información; en segundo lugar, que los católicos de todo
el mundo protegieran la prensa católica, con suscripciones, anuncios y
colaboraciones; que se celebrara todos los años, el día 29 de junio, el Día de
la Prensa Católica, con el programa de oración, propaganda y colecta; por
último, la formación de una comisión permanente internacional de prensa
católica, que tuviera como labor preferente la fundación de una Agencia
Informativa internacional para la prensa católica[2]. El
Congreso se había desarrollado entre los días 10 y 15 de agosto, aunque don
Ildefonso, deliberadamente, llegó el día anterior a la inauguración del mismo,
el jueves 9, hospedándose, junto a los directores de IKA, la Liga Internacional
Católica, en el seminario menor de San Conrado; a partir de ese momento
desarrolló una intensa labor, siendo designado, en el acto de inauguración,
presidente de la conferencia internacional de prensa, una de las varias que
integraban el Congreso; al día siguiente distribuyó entre los asistentes ciento
cincuenta ejemplares del número de Ora et
Labora, dedicado al Congreso, impreso en ocho idiomas[3]. El
domingo 12 fue invitado por el presidente de la Internacional de Jóvenes
Católicos, MOKA, tomando parte en la sesión pública dedicada a los mismos;
aprovechó, además la ocasión, para invitar a los congresistas a visitar una
pequeña exposición de Ora et Labora que había instalado cerca del local del
Congreso. A lo largo de esos días presidió la conferencia internacional de
prensa, dirigiendo la palabra a los congresistas en latín, en la que presentó
las cuatro conclusiones que se incluyeron entre las aprobadas; el martes 14 se acordó
dejar constituida una comisión permanente internacional, compuesta por quince
miembros, cuya presidencia se asignó a Montero[4]. El
miércoles 15, en la sesión de clausura, impartió una conferencia sobre la
prensa católica mundial.
En medio de estas reuniones europeas, en 1924 tuvo lugar en Toledo la
Asamblea Nacional de la Prensa Católica. En
su preparación tuvo parte Ildefonso Montero[5]. En
la convocatoria de la misma, el arzobispo de Sevilla, Eustaquio Ilundáin, ponía
como objetivo el deliberar acerca de los medios para la formación de buenos
periodistas católicos y para perfeccionar las publicaciones periódicas
católicas[6]. La
Asamblea tuvo lugar los días 12, 13, 14 y 15 del mes de junio y a ella
concurrieron numerosos obispos y representantes del periodismo católico[7]. La
mañana del primer día fue dedicada a un retiro espiritual para periodistas,
dirigido por el padre Remigio Vilariño, famoso en el campo de la propaganda
católica. Por la tarde, bajo la presidencia del cardenal arzobispo de Toledo y
primado de España, Enrique Reig, junto a los obispos de Málaga, Coria y el
auxiliar de Toledo, se celebró la sesión de apertura, con un saludo del deán de
Toledo, José Polo Benito y un discurso del periodista Manuel Simó Marín,
fundador de El Diario de Valencia. En
el segundo día, tras la misa de comunión celebrada en la capilla del seminario
por el obispo de Málaga, comenzaron las sesiones particulares; por la tarde,
Ángel Herrera impartió una conferencia. El 14 por la tarde fue Manuel Senante,
director de El Siglo Futuro, el que
pronunció un discurso acerca de la prensa católica en las enseñanzas de los
pontífices. El último día, en la misa presidida por el obispo de Jaca, éste
insistió en la necesidad de que todos los católicos, y en ese contexto los
periodistas, se unieran. En la sesión de clausura, presididas por el cardenal
primado, Ildefonso Montero leyó las conclusiones de la Asamblea, que fueron
recibidas con un aplauso general. El cardenal Reig cerró el acto,
congratulándose de la unión y concordia en la que se había desarrollado la
Asamblea e invitó a llevar a la práctica las conclusiones acordadas. Entre
estas, como puntos prácticos estaba la realización en los seminarios de un
trabajo como el que venía realizando Ora et Labora; la celebración en Madrid de
cursillos de enseñanza de materias periodísticas; la potenciación de las hojas
parroquiales; se veía necesaria la creación de una agencia de publicidad, así
como la utilización de los medios y adelantos científicos más modernos.
En agosto de ese mismo año, entre los días 15 y 20, se celebró en Lugano,
Suiza, el IV Congreso Internacional Católico, al que asistió Ildefonso Montero.
De su intervención en el mismo tenemos una detallada relación[8], la
cual fue redactada para enviársela al nuncio Tedeschini, con quien coincidió en
Roma, como recordaba al escribirle el 20 de noviembre, disculpándose por no
haberlo podido hacer antes, debido al trabajo y a la enfermedad[9].
Montero llegó a Lugano la víspera de la inauguración del Congreso, el jueves 14
de agosto, a tiempo para asistir a una reunión preparatoria del mismo. Al día
siguiente tuvo lugar el solemne acto de inauguración, celebrado en el salón de
sesiones del municipio de Lugano, bajo la presidencia del obispo local, Aurelio
Bacciarini, el cual dio a conocer un telegrama del papa Pío XI, en el que
enviaba su bendición al Congreso. Montero dirigió, en español, un saludo a la
asamblea, y en la misma sesión fue nombrado para formar parte de la presidencia
del Congreso, formada por siete personas. El sábado 16, en la reunión de la
prensa católica, impartió una conferencia, siendo aceptadas por unanimidad las
conclusiones que propuso, entre ellas la de utilizar la radiotelefonía para la
Acción Católica, fundando para ello una estación emisora radiotelefónica políglota
e internacional; sobre este punto, y recordando el pensamiento de Balmes, que
consideraba que la imprenta no era más que la perfección de la palabra, y por
tanto era un medio más eficaz de comunicar con los demás el pensamiento,
venciendo las limitaciones que a la voz humana imponían el tiempo y el espacio,
presentó la radiotelefonía como la última conquista de la ciencia, o “mejor el último don de Dios a los hombres”,
y por tanto, muy adecuado para las tareas de evangelización. El domingo quedó
constituida una comisión internacional de radiotelefonía, presidida por
Ildefonso Montero, y compuesta por doce miembros de Alemania, Austria, Bélgica,
Checoslovaquia, España, Francia, Holanda, Hungría, Inglaterra, Italia,
Yugoslavia y Polonia; Montero aprovechó para hacer la distribución de un
suplemento, en varios idiomas, de Ora et
Labora, así como otros impresos relativos al Día de la Prensa,
radiotelefonía, institución Ora et Labora, todos en lenguas diversas e incluidos
en un sobre impreso en esperanto, como lengua auxiliar internacional. El 18 se
instaló una exposición de material español de propaganda, dando a conocer
varias obras de la Acción Católica española, entre ellas la Tercera Asamblea
Nacional de Prensa Católica de Toledo, distribuyendo el programa y conclusiones
del mismo. Ese día habló otro español que tomaba parte en el Congreso, el
sacerdote José María Carbó, profesor del seminario de Barcelona. El martes 19,
tras las sesiones de la mañana, con conferencias internacionales
especializadas, se celebró por la tarde la clausura, en la que se aprobaron las
conclusiones. Cuatro de las mismas habían sido presentadas por Montero:
ratificación de los acuerdos de los Congresos de Luxemburgo y Constanza,
relativos a la celebración del Día de la Prensa católica en todas las naciones
el 29 de junio de cada año; la petición de especial protección, por parte de
los católicos, para los periodistas, protección que redundaría en
perfeccionamiento de la misma prensa; recomendación de las uniones
internacionales, tanto de periodistas como de publicaciones, como medio para
crear una federación internacional; apoyar el establecimiento de una estación
emisora internacional y políglota de telefonía inalámbrica[10].
En la misma sesión de clausura se eligió a Ildefonso Montero como miembro
de la presidencia de la Internacional Católica, constituida por seis miembros.
Por ello, al finalizar el Congreso, visitó la oficina central de la
Internacional, situada en Zug, en Suiza, y después se trasladó a Roma. Allí
solicitó y obtuvo, el 3 de septiembre,
una audiencia con el papa Pío XI al que informó de los trabajos
realizados, incluidos los de radiotelefonía. El papa le animó a seguir, y ante
la petición de bendición que le hizo Montero para que la obra viviera y
creciera, escribió en una foto la dedicatoria que don Ildefonso exhibiría como
el mejor aliento a sus labores, deseando que dichas obras “vivant, crescant, floreant” [11].
[1] ASV, Arch. Nunz. Madrid,
b. 884, ff. 227-238.
[2] ASV, Arch. Nunz. Madrid,
b. 884, ff. 204-205.
[3] ASV, Arch. Nunz. Madrid,
b. 884, ff. 206-208.
[4] ASV, Arch. Nunz. Madrid,
b. 884, f. 209.
[5] ASV, Arch. Nunz. Madrid,
b. 884, f. 211.
[6] BOAT, 2 de junio de 1924,
pp. 179-180.
[7] BOAT, 1 de julio de 1924,
pp. 209-220.
[8] ASV, Arch. Nunz. Madrid,
b. 884, ff. 214-216.
[9] ASV, Arch. Nunz. Madrid,
b. 884, f. 212.
[10] ASV, Arch. Nunz. Madrid,
b. 884, f. 213.
[11] ASV, Arch. Nunz. Madrid,
b. 884, f. 221.
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