En este V centenario de la muerte del cardenal Francisco Jiménez de Cisneros, iré presentando alguno de los aspectos más destacados de su vida, para poder conocer al "mayor hombre de Estado que tuvo España", en palabras del historiador Joseph Pérez.
La labor cultural de Cisneros hay
que enmarcarla en íntima conexión con sus afanes y deseos de reforma de la Iglesia en España. En este
ámbito, sus dos grandes realizaciones fueron la Universidad de
Alcalá y la Biblia Políglota. Con la creación de la Universidad de
Alcalá, Cisneros se insertaba en una larga tradición de mecenazgo
impulsada por los arzobispos toledanos, desde tiempos de don Gil de
Albornoz, fundador del Colegio Mayor de San Clemente de Bolonia y
continuada por don Pedro González de Mendoza, que protegió el
surgimiento de estudios en Sigüenza, coincidiendo en el tiempo con
la estancia seguntina de Cisneros1.
Alcalá fue el corazón de la
reforma cisneriana, la universidad del humanismo español y de la
Reforma católica en España, que permitió la regeneración de la
Teología. Este era el objetivo inicial, servir de escuela para la
formación sacerdotal. En Alcalá la ciencia preponderante debía ser
la Teología. Las constituciones se inspiraron en las de París y los
primeros profesores se habían formado allí. Una de sus mayores
originalidades consistió en la ausencia de facultad de derecho,
consecuencia de esta preeminencia teológica y de la aversión y
desprecio de Cisneros hacia los pleitos, en lo que coincidía con
muchos de los humanistas. Tan sólo se hizo un pequeño lugar para el
derecho canónico, reservando dos cátedras para la medicina, en las
que se alternarían Avicena con Hipócrates y Galeno. La Teología
enseñada no seguía estrictamente ninguna de las escuelas en boga en
ese momento, sino que daba entrada a las tres más importantes:
tomismo, escotismo y nominalismo, aunque su mayor originalidad vino
de su orientación preferentemente bíblica. Se fundó el colegio
trilingüe de San Jerónimo, pues para poder estudiar la Biblia era
preciso conocer bien las lenguas originales en las que había sido
compuesta. Cisneros manifestaba de este modo el profundo amor que
sentía por el estudio de la Sagrada Escritura, lo que le había
llevado a iniciarse en el conocimiento de la lengua hebrea. El
conocimiento de las lenguas orientales era reflejo del gran influjo
que tuvo en Cisneros la figura y el pensamiento de Ramón Llull (conocido en Castilla como Raimundo Lulio); esto
se manifestó también en la creación de una cátedra dedicada al
estudio de su doctrina. Llull, admirado y leído por el cardenal,
tuvo una importancia decisiva en algunas de las actuaciones y
proyectos de Cisneros, entre ellas el espíritu de cruzada que le
hizo soñar con un Mediterráneo cristiano y con la recuperación de
los Santos Lugares.
Alcalá sería el auténtico
vivero del eramismo español2,
que alcanzaría tantísima importancia a lo largo del siglo XVI. Este
erasmismo era ante todo una nueva actitud religiosa, más
interiorista, más emotiva y retórica, una fe que se aplica a la
vida. Algunos personajes fundamentales serían Francisco de Vergara,
Miguel de Eguía, el helenista Álvar Gómez de Castro, futuro
biógrafo del cardenal, y Juan de Vergara.
El fruto más importante de este
amor al texto sagrado fue la Biblia Políglota, de una impresionante
modernidad en su concepción, buscando volver a las fuentes. En ella
trabajaron numerosos filólogos, algunos de origen converso. Arrancó
la empresa en 1502, reuniendo en Alcalá un grupo de humanistas3,
filólogos y orientalistas, entre los que había algunos conversos,
como Pablo Coronel, quienes trabajaron siguiendo las pautas del
arzobispo4;
se consiguieron, por préstamo o compra, numerosos códices bíblicos,
incluyendo Biblias hebreas. Con este material, se comenzó el trabajo
y en 1511 uno de los mejores tipógrafos del momento, Arnao Guillén
de Brocar se puso a fundir los elegantes caracteres griegos y
hebreos. El primer volumen concluido fue el quinto, que contenía el
Nuevo Testamento en griego, con el texto latino de la Vulgata5.
Asimismo, e íntimamente
relacionado con ésto, para mejorar el nivel espiritual y cultural
del clero, el cardenal hizo imprimir a su costa y distribuir libros
de piedad y de devoción a sacerdotes, frailes y monjes reformados,
introduciendo libros de espiritualidad, repartiéndolos también en
los conventos de monjas. Cisneros promovió la traducción al
castellano de numerosas obras, de modo que algunos escritos claves de
la espiritualidad europea pudieron ser conocidos en España, gracias
a su mecenazgo.
Otros grandes proyectos
editoriales del cardenal se encaminaron a las obras de Alonso de
Madrigal, El Tostado; de
Ramón Llull (conocido en Castilla como Raimundo Lulio), cuyo influjo
en el cardenal es profundo y evidente, y de Aristóteles6.
Si bien no pudieron realizarse, demuestran el gran interés y
preocupación que tuvo el cardenal por la cultura y el proveer de
ediciones rigurosas que fomentaran el estudio y la investigación.
1A.
FERNÁNDEZ COLLADO, "Mecenazgo universitario de los Arzobispos
de Toledo", en AAVV, Los Arzobispos de Toledo y la
Universidad española, Servicio
de Publicaciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, Cuenca
2002, pp. 49-66.
2F.
J. ARANDA PÉREZ, "El influjo complutense, de Cisneros y
Fonseca a Carranza", en I. J. GARCÍA PINILLA (coord.),
Disidencia religiosa en Castilla la Nueva en el siglo XVI,
Almud. Ediciones de Castilla-La Mancha, Toledo 2013, pp. 29-57.
3Más
adelante, en 1517, el cardenal invitaría a acudir a España al
propio Erasmo, que, sin embargo decidió no acudir, señalando que
non placet Hispania. Véase
M. BATAILLON, Erasmo...op.
cit. pp. 77-78.
4Esto
hizo que Antonio de Nebrija, al que el cardenal encomendó que
estableciese el texto de la Vulgata basándose en los mejores
manuscritos latinos, abandonara la obra, pues prefería realizar una
nueva traducción latina.
5El
siguiente volumen fue el sexto, como introducción al Antiguo
Testamento, conteniendo un diccionario hebraico-caldeo, además de
una gramática hebrea, realizada por Pablo Coronel, con índices
explicativos de los nombres propios que aparecen en la Biblia. Los
siguientes volúmenes, que abarcan del primero al cuarto, están
dedicados al Antiguo Testamento.
6El
proyecto pretendía presentar, de un modo similar a la Biblia
Políglota, el texto en tres columnas, de modo que figuraran el
original griego, la versión latina del mismo y una glosa del texto
literal.
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