Cisneros
estadista
Al ser elevado a la mitra de
Toledo, que conllevaba ser canciller mayor de Castilla, Cisneros se
vio metido de lleno en el mundo de la política, aunque como confesor
real ya había tenido que interesarse en temas políticos. El culmen
de esa subida al poder fue la regencia, que desempeñó en dos
ocasiones. Durante veinte años fue el hombre fuerte de su tiempo.
¿Cuál era la concepción que tenía Cisneros de la política? En
palabras actuales consideraba que estaba destinada a la defensa del
bien común, de la justicia y del orden público, estando por encima
de las diversas facciones. Cisneros tuvo que enfrentarse a los
grandes del reino, que ponían sus intereses por encima del bien
común en dos ocasiones: 1506-1507 y 1516-1517. Su preocupación por
el orden público le llevó a la creación de la Gente de Ordenanza,
para asegurar la tranquilidad social, y de este modo, velar por el
bien común, pues bien sabía el cardenal, por la experiencia del
reinado de Enrique IV, que cuando los reyes no disponían de fuerza
militar, quedaban a disposición de los nobles y con ello se ponía
en peligro la paz y el bienestar del reino. Y dado que la monarquía
era la única que podía garantizar ese bien común, todos sus
esfuerzos tendieron a reforzar y mantener su prestigio y autoridad1,
de un modo particular durante su segunda regencia.
Éstos son mis poderes, de Víctor Manzano y Mejorada |
Es aquí, quizá, y más allá de
las acciones concretas que hubo de realizar en ambas regencias,
donde se encuentra la gran aportación política del cardenal, la
herencia que ha podido legar a la posteridad, y por la que, ya en el
siglo XVII, era valorado por parte de muchos autores franceses como
superior al propio cardenal de Richelieu2.
Historiadores de la época de Luis XIV se interesaron por la figura y
la obra del cardenal Jiménez, como era conocido, considerándolo un
estadista de primera categoría, el más grande que había dado la
Europa moderna. Una valoración que tal vez no hemos sido capaces de
apreciar en su justa medida y que nos habla de la trascendencia
internacional del cardenal de España. Para Cisneros lo esencial era
el bien común y la preeminencia del monarca, es decir, del poder
estatal que garantizaba la paz y prosperidad del reino. En una
sugerente reflexión, basada en una idea de Pierre Vilar, el
hispanista Joseph Pérez llega a afirmar que nuestro protagonista es
un estadista que se anticipa a las concepciones modernas del
ejercicio del poder, en la línea
de lo que sería más tarde el modelo republicano francés, con
su búsqueda del bien común como superior a los intereses
particulares, cuya promoción y defensa correspondía al Estado como
garante3.
1En
su preocupación por defender y ensalzar la monarquía, Cisneros
pensó en recoger todas las escrituras y registros relacionados con
la corona, y que estaban en manos de secretarios, embajadores y
otros oficiales, y guardarlos en unos archivos que evitaran su
dispersión y pérdida.
2J.
PÉREZ, Cisneros, el cardenal de España, Madrid, Taurus, 2014 pp. 268-275.
3Ibídem
pp. 122-123.
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